Salmorejo cordobés


I'm back! Después de muuuucho tiempo he vuelto; responsabilidades mayores me han tenido completamente apartada del blog, ¡pero espero haber vuelto para quedarme! Y ¿qué mejor manera de reestrenarme que con un fresquísimo salmorejo cordobés para los días de calor infernal que nos acechan ahora que ha entrado oficialmente el verano?

presentación de salmorejo cordobés con tiras de jamón


Lo cierto es que córdoba queda un poco lejos de mi tierra y he de confesar que no he estado nunca, no por falta de ganas, ojo, pero en un mundo como en el de hoy día es muy fácil estar en contacto con prácticamente cualquier lugar del mundo y por tanto encontrar recetas de aquí y de allá sin problema.

Para aquellos que crean que un salmorejo es una especie de gazpacho, voy a aclarar que la diferencia en bastante notable: mientras que el gazpacho está elaborado a base de verduras varias, el salmorejo es una mezcla de tomates y pan, adquiriendo así una mayor consistencia que el primero.

En cualquier caso, ambas recetas son bienvenidas en la mesa, especialmente en esta época del año. ¡Vamos allá!




Ingredientes (para unos 2,5 l):


Para el salmorejo:


- 2 kg de tomates pera maduros

- 300 gr de miga de pan del día anterior (o 2 días)

- 300 ml de aceite de oliva virgen extra

- 2 ó 3 dientes de ajo, al gusto

- 15-20 gr de sal, al gusto

- Vinagre, opcional


Para acompañar:


- Huevo cocido

- Taquitos de jamón curado

Elaboración:


Lavamos los tomates, les quitamos el rabo y lo del alrededor, que no tengo ni la más remota idea de cómo se llama pero imagino que sabéis a qué me refiero, ¿no?, los troceamos en cuartos más o menos, y los trituramos muy bien con la batidora. Después lo pasamos por un chino o por un colador fino para eliminar las pepitas o cualquier trozo que se nos haya podido quedar sin triturar.




Desmigamos la miga de pan, la añadimos al tomate triturado y esperamos 10-15 minutos a que se ablande.

Añadimos el aceite, los dientes de ajo pelados, la sal y el vinagre (yo no uso) y trituramos de nuevo hasta conseguir una textura muy fina. Probamos y corregimos de sal, ajo o lo que creamos que le falta.



Lo metemos en la nevera hasta la hora de servir, para que esté fresquito.

A la hora de servirlo se acompaña con huevo picado y taquitos de jamón y ¡listo!

Pequeños consejos:


Los tomates mejor maduros que verdes, y si bien los tomates pera son los más recomendados debido a la cantidad de agua que tienen, también podéis usar los tomates que tengáis en casa que ya estén un poco pasados como para ponerlos en una ensalada.

Para triturar los tomates, os recomiendo que uséis una olla alta (y delantal), si no queréis pringar la cocina y a vosotros mismos.

Y en cuanto a la cantidad de sal y demás, lo mejor es quedarse un poco corto al principio y añadir luego más si es necesario, porque si os pasáis... no es que no tenga arreglo, pero daría más trabajo, porque a lo mejor tendrías que poneros a triturar más tomates después para diluir.


Al gusto:


Lo dicho, cantidad de ajo y aceite, al gusto de cada cuál, incluso con el pan ocurre lo mismo, pues usando más o menos cantidad, el salmorejo quedará más o menos denso. Con las cantidades que yo he puesto, el salmorejo queda ligero pero no líquido.

Y el jamón, si queréis podéis pasarlo un poco por la sartén para dejarlo crujiente, o más fácil en el microondas a media potencia durante un par de minutos aproximadamente.


Catástrofe de hoy:


Pues no sé si es que en estos meses se me ha curado un poco el despiste u hoy he tenido mucha suerte, pero me temo que no tengo nada interesante que contaros hoy. Ojo, que aún no lo he comido (probado sí, por supuesto, y está buenísimo, que no voy a ponerme a publicar recetas que ni yo misma pruebo), de modo que aún estoy a tiempo de liarla con los huevos o el jamón. Si es así ya os esteraréis, no creáis que no.


Fotos para abrir boca:

Tostas de ajos al horno con queso brie


Aunque apenas publiquemos nuevas recetas, no significa que hayamos abandonado el blog. Simplemente, como nos ocurre siempre a nosotros y a todo el mundo, andamos muy escasos de tiempo. Intentamos recopilar las fotos de las recetas que queremos publicar, pero se nos van acumulando, aunque espero que consigamos publicarlas cuanto antes.

La receta que os presento la tengo en pendientes de las vacaciones de Navidad. Probé el plato cuando salí con unos amigos a cenar por Lavapiés y me encantó, aunque antes de probarlo no sabía cuál iba a ser mi reacción. Y es que es un plato un tanto peculiar, ya que sus ingredientes principales son sólo ajo y queso, por esto también es muy fácil de hacer. Eso sí, no se os ocurra poneros a hacer el plato con hambre, ya que el ajo tarda en hacerse, así que, si no queréis estar babeando delante del horno, tened en cuenta que se necesitan unos 90 minutos para que los ajos estén hechos.



Salvo por el tiempo de espera la receta es muy fácil de hacer, así que ¡manos a la obra!

Ingredientes (para 2 personas):

- 250 g de queso brie o torta del Casar

- 2 cabezas de ajos grandes

- Mini tostas finas

- Romero

- Aceite de oliva (opcional)


Elaboración:

Lo primero que debemos hacer es poner a calentar el horno a unos 200ºC. Mientras éste se calienta cortamos la parte superior de los ajos para que queden como los de la foto.



Los ajos deben tener los dientes muy grandes para que con un diente sea suficiente para untar una tosta, pero si no es posible encontrarlos muy grandes tampoco creo que sea un gran problema. En cuanto el horno se haya calentado metemos los ajos durante unos 90 minutos. Hay que tener en cuenta que con estar dorados no es suficiente, tienen que estar blandos los dientes. Si no estamos seguros de si están hechos podemos comprobar con un cuchillo que los dientes estén blandos.

El queso brie lo podemos cortamos en cachos más pequeños o meterlo sin cortar en una cazuelita de barro, no es obligatorio pero le da un toque. Si usáis torta del Casar ésta se mete entera, así que al comprarla elegid el tamaño adecuado. Cuando hayan pasado 60-70 minutos desde que hayámos metidos los ajos también metemos el queso para que se funda.



Cuando está todo hecho se añade romero al queso. Las tostas no se deben preparar antes de poner en la mesa, sino que se las va preparando cada uno mientras come. Es tan sencillo como untar primero la tosta con un diente de ajo y después untar encima queso. Sí, habéis leído bien, los dientes de ajo deben estar tan blandos que se puedan untar como se ve en la foto. Ahora queda la parte con la que más se disfruta: comer.

Pequeños consejos:

El único consejo que se me ocurre es el que os he dado al comenzar: Si pensáis hacer este plato no olvidéis que se necesita tiempo y no se puede hacer a última hora.



Y no un consejo , sino más bien una sugerencia, es que os paséis por el bar Los Chuchis si queréis probar el plato y no tenéis tiempo para hacerlo en casa.

Al gusto:


Si se desea al sacarlos del horno se pueden regar con aceite, nosotros no los hemos hecho, pero depende de los gustos. Supongo que este plato admite variaciones, una de ellas es sustituir el queso brie por torta del Casar, pero prefiero que nos las contéis en el comentarios para así aprender todos de todos.

Catástrofe de hoy:


El consejo que os lo he dado no ha sido inventado, nos estábamos muriendo de hambre mientras los ajos se hacían, ya que no pensaba que tardaran tanto en hacerse.

Fotos para abrir boca: