Faláfel

El faláfel es un plato típico en la gastronomía árabe. Tradicionalmente se hace con garbanzos crudos remojados pero yo prefiero usar garbanzos cocidos, pues la digestión se hace más fácil y sale igual de bien. Es muy sencillo y está buenísimo, así que aquí lo tenéis:


plato de falafel con salsa


Ingredientes:



- 500gr de garbanzos

- Una cebolleta mediana

- 4 dientes de ajo

- Un huevo

- Perejil y cilantro frescos al gusto

- Una cucharadita de levadura en polvo

- Especias al gusto: curry, coriandro, canela, pimienta negra, pimentón y cayena

- Sal

- Harina para rebozar (si es de garbanzo mejor)

- Aceite para freír

 

Elaboración:




Trituramos los garbanzos, que llevan desde la víspera en remojo o cocidos y escurridos. Picamos muy finamente la cebolleta y los dientes de ajo. Batimos un poco el huevo y mezclamos. Añadimos las especias, la levadura y la sal, mezclamos y dejamos reposar una media hora a temperatura ambiente.


Con las manos húmedas vamos haciendo bolas (yo los hago planos), las pasamos por harina y las freímos en abundante aceite bien caliente hasta que se doran. Las escurrimos en papel absorbente y listo.


Pequeños consejos:



Los garbanzos los he triturado con las manos y a la hora de mezclarlo todo, igual. De hecho, no hay nada mejor que trabajar con las manos.


Luego, si la masa es poco manejable a la hora de darles forma a los faláfel, se le añade pan rallado y será mucho más fácil de trabajar. Por el mismo motivo es importante el detalle de las manos mojadas, pues así no se nos quedará la masa pegada.


En cuanto al aceite, (huelga decir que siempre es mejor el de oliva que el de girasol) cuanto más caliente esté, menos tiempo necesitarán los faláfel para hacerse y menos aceite absorberán.


Pimienta cayena = ¡mucho cuidado!

Al gusto:


En una ocasión, los acompañé de una salsa de cebolla y setas pero para esta ocasión había pensado hacer una salsa de piquillos que le iría como anillo al dedo. Sin embargo, ayer acabé en un supermercado chino (de los de verdad, de aquellos en los que los mismos chinos compran) y encontré salsa tikka masala (una especie de salsa de tomate especiada de origen indio algo picante) que hacía tiempo buscaba. Conclusión: faláfel con tikka masala.


Lo habitual es acompañarlos de una salsa de yogur, pero hay infinitas salsas que le van perfectamente.


Catástrofe de hoy:


Puesto que no es la primera vez que los hago, ninguna.

Conejo al curry con salsa de manzana

Hoy ha sido la primera vez que he hecho conejo. Me hacía ilusión, la verdad. A lo mejor no tanto por el hecho de hacer conejo como por tener algo nuevo que publicar. Así pues, andaba yo debatiéndome entre darle un toque salado o uno dulce, que al final me he dicho ¿por qué no ambos? Y echando mano de la imaginación...


(Eso sí, esto me ha llevado algo más de tiempo que la quesada, si no tenemos en cuenta lo que tardé en limpiar el horno, claro)



conejo con salsa de manzana y curry

Ingredientes:


- 1 conejo troceado (yo he utilizado medio, para 2 personas)
- 2 patatas
- 3 dientes de ajo
- 1 cebolla
- 1 manzana ácida (o no)
- 1 yogur natural (yo he usado unas 6-7 cucharadas de kefir)
- Un puñado de uvas pasas
- Un puñado de cacahuetes pelados
- 2 hojas de laurel
- Una cucharadita colmada de curry
- Una pizca de tomillo y pimienta negra
- Un poquito de brandy
- Mantequilla
- Aceite de oliva
- Sal

Elaboración:


Precalentamos el horno a 180ºC y ponemos las pasas en remojo en el brandy.


Empezamos por hacer un majado con los dientes de ajo, una hoja de laurel, pimienta negra, tomillo, la mitad de los cacahuetes y aceite de oliva. Lo diluimos con un poco de agua y salamos.


Cortamos las patatas en rodajas de un centímetro de grosor. Yo las dejo con piel, pero si está algo estropeada o simplemente no os gusta, pues las peláis.

Untamos una bandeja de horno con aceite y un poco de mantequilla y colocamos las rodajas de patata. Ponemos encima la rejilla y sobre ésta, los trozos de conejo, que pintamos con el majado. Lo horneamos durante unos 30 minutos, les damos la vuelta tanto a las patatas como al conejo (que volvemos a pintar) y lo dejamos 20 minutos más. Entonces le volvemos a dar la vuelta, le echamos lo que queda del majado encendemos la resistencia superior del horno hasta que se nos dore. Apagamos y reservamos al calor.


Hacemos la salsa. Picamos bien fina la cebolla y la rehogamos en una sartén con 2-3 cucharadas de aceite y un poco de mantequilla. Pelamos, descorazonamos y troceamos la manzana, y la añadimos a la cebolla. Lo dejamos pochando a fuego suave durante unos 10 minutos o hasta que esta última se empiece a deshacer. Mientras tanto, retiramos las patatas de la bandeja y desglasamos el jugo que ha soltado la carne con un poco de agua hirviendo. Se lo añadimos a la sartén junto con las pasas, el brandy, sal y subimos el fuego para que se reduzca. Después le echamos el yogur (o kefir en mi caso) y los cacahuetes. Mezclamos bien y ¡listo para emplatar!

Yo he colocado en una bandeja, a un lado las patatas y al otro el conejo, y he vertido la salsa encima del conejo únicamente, para que las patatas no se ablanden sigan algo crujientes. Y para dar el toque de color, como hace Arguiñano... ¡el perejil!


Pequeños consejos:


Hay que tener cuidado con que no se nos seque el conejo en el horno. Para evitarlo, suelo poner una cazuelita de barro con agua en el fondo, de modo que se mantiene la humedad.


Por otra parte, lo de añadir ALGO de mantequilla, no mucha, es porque le da un toque especial, pero no es necesario.


Y por último, si queréis que el conejo coja más sabor, podéis dejarlo macerando con el majado (haría falta más cantidad) durante unas horas o, incluso, desde la víspera. (Lo mio de hoy ha sido espontaneidad pura, así que... no ha podido ser, pero lo recomiendo)


Al gusto:


De cambiar algo, sería el espesor de la salsa. A lo mejor la próxima vez la paso por la batidora y le añado luego las pasas y los cacahuetes. Y también puede que algunos, al leer esto, prefiráis patatas fritas en lugar de asadas, pero lo bueno de estas últimas, es que se cocinan con el jugo que suelta el conejo y les da un sabor...


Catástrofe de hoy:


¡Ninguna! Me extraña hasta a mí, pero así ha sido. En todo caso, comentar que me daba algo de miedo tener que comprar un conejo entero, porque lo de tener que andar quitando la cabeza y las vísceras... pues no me va demasiado. Menos mal que en la carnicería me lo han preparado.


¡Y eso ha sido todo! Satisfecha con el resultado, de modo que os animo a probarlo. Lleva más tiempo que hacer un huevo frito, es cierto, pero puede que sea hasta más fácil.

Quesada pasiega

He querido comenzar esta pequeña aventura haciendo honor a mis raíces cántabras. Es por todos sabido que la quesada es el dulce cántabro por excelencia, pero lo que muchos no saben es que la auténtica quesada, la de el valle del Pas, ¡no lleva queso! Sorprende, ¿verdad? Aunque sí que es cierto, que a falta de yogur, éste puede ser sustituido por queso fresco o requesón.Os presento entonces la sencillísima receta de la auténtica quesada pasiega.




 

Ingredientes:



- 3 huevos

- 1 vaso de azúcar (150gr)

- 1 vaso de harina (100gr)

- 3 vasos de leche (450ml)

-1 yogur natural

-50gr de mantequilla

 

Elaboración:


Se mezclan todos los ingredientes sin pudor en un bol y se bate bien para que no queden grumos. Lo mejor es asegurarse colando la mezcla antes de verterla en un molde previamente enharinado y enmantequillado para que no se nos pegue.


Introducimos la mezcla a media altura y la horneamos a 170-180ºC durante 40-50 minutos, dependiendo del horno. Cuando ha cogido color la sacamos y ¡listo!


Pequeños consejos:

Conviene trabajar siempre con huevos frescos a temperatura ambiente y rebañar bien la cáscara del huevo por dentro, pues es lo que hace que cuaje.


La mantequilla será más manejable si la sacamos un rato antes de la nevera y dejamos que se atempere.


La leche conviene que sea entera y si es fresca mejor, pues aunque tiene más grasa, también tiene más sabor y ayuda a cuajar.


Hay que tener mucho cuidado de que no se nos queme la superficie antes de que cuaje, pero si ocurre, se cubre con papel de aluminio y todo solucionado. Tampoco os asustéis si parece que no cuaja porque la superficie "respira" constantemente, es porque ésta se despega del resto de la masa, pero sí que está cuajada.

*La quesada no debe tener más de 1-1,5 cm de grosor, de modo que si hay demasiada masa, lo mejor es hacerlo en varios moldes.

Al gusto:

Se le podría añadir a la mezcla ralladura de limón, canela, miel... al gusto de cada comensal, e incluso fruta (como esta quesada de manzana y nueces). También se puede servir tal cual, decorado con un hilillo de miel por encima y si es natural, mejor que mejor.


Catástrofe de hoy:


Me temo que he empezado con buen pie. He tenido que aprender por las malas (o, más bien, recordar) que no conviene utilizar moldes desmoldables cuando las mezclas son demasiado líquidas. Tengo media quesada en el molde y otra media repartida por todo el horno. Eso sí, he probado los bordes que han quedado por ahí y ... para chuparse los dedos, o mejor dicho, para chupar el horno. Lo peor será limpiarlo...


He cumplido mi palabra ¿no? Sencilla y honesta. ¡Espero que os haya gustado!

Empezamos...

¡Hola cociner@s! 
La semana pasada vi la película de July & Julia y me sentí inspirada. ¿Acaso no es un placer poder relajarse como hace July en la cocina tras una dura jornada? Pues para mí lo es y es por eso que he decidido escribir este blog.

Foto con el premio ganado con la receta de pastel tártaro, mucho después de escribir esta entrada.


Mi intención es publicar mis recetas más interesantes o que simplemente me haga ilusión compartir con vosotros. Intentaré explicarme siempre de la forma más sencilla y clara posible, para que podáis seguirme tanto los ya duchos en este tema como quienes queréis aprender y ¿por qué no? sorprender.

También habréis de saber que como humana que soy, cometo errores, de modo que no siempre saldrá todo perfecto. Por tanto, me comprometo a ser honesta y contarlo aunque no quede demasiado bonito, pues de los errores se aprende, ¿no?

Este blog se lo dedico al Gran Carlos Arguiñano, que es siempre una inspiración para mí entre fogones. Eso sí, los chistes se los dejo a él.

¿Me acompañáis?