Hace poco nos acordamos de que cierta vez, haciendo la compra, vimos un costillar hermoso hermoso y dijimos: "cuando vivamos juntos nos haremos uno de éstos." Es una tontería, lo sé, pero el motivo de que no lo hiciéramos antes era que en el piso de alquiler en que yo estaba, el horno funcionaba como una auténtica patata y si hacer una pizza ya era harto complicado, un costillar...
Hace ya tiempo que nos mudamos, pero no nos acordamos hasta hace un par de semanas y fue dicho y hecho. Además, como aún tenemos abundante miel y me encanta la combinación dulce-salado (por si no os acordáis del pollo con higos y miel), el resultado ha sido este costillar de cerdo a la miel sobre una cama de manzana, patatas y cebolla.
Es un plato sencillísimo que no requiere grandes conocimientos culinarios ni mucha preparación, sólo paciencia mientras el increíble olor que sale del horno impregna el aire de la casa.
Ingredientes:
- 1 costillar de cerdo
- 1 patata grande
- 1 manzana grande
- 1 cebolla grande
- 1 tomate
- Miel
- Vino blanco
- Especias: pimentón, pimienta negra, romero, tomillo...
- Sal
Elaboración:
Ponemos las costillas a adobar la noche anterior con las especias y medio vaso de vino blanco.
Cortamos la patata, la manzana y la cebolla en rodajas finas. Engrasamos una fuente y las colocamos de forma alterna haciendo una cama para las costillas. Echamos un poco de sal. Colocamos medio tomate en dos esquinas.
Ponemos las costillas encima (podéis cortarlas), las salamos y las pintamos con abundante miel. Después regamos todo con el jugo del adobo. Añadimos un poco más de vino si vemos que está muy seco.
Las horneamos a 200ºC durante 1 h y damos la vuelta a las costillas. Las volvemos a pintar con abundante miel, añadimos medio vaso de vino blanco y dejamos que se hagan 30-40 minutos más. Comprobamos que la carne está bien hecha y ¡listo!
Pequeños consejos:
Cuando pongáis a adobar las costillas, aseguraos de que quedan bien empapadas, de hecho, si es necesario añadid más vino. Dependerá del tamaño del costillar.
Luego, para comprobar que la carne está bien hecha haced un corte en la parte más gruesa del costillar, y si el centro aún está algo rosado dejadlo más tiempo en el horno.
Las patatas no las cortéis muy gruesas para que no necesiten más tiempo que la carne. Además aseguraos de que no se sequen. Añadid vino o agua cuando lo creáis conveniente.
Para mantener cierta humedad en hornos muy secos, podéis poner en el fondo una cazuelita de barro con agua.
Al gusto:
Podéis usar las especias que queráis; yo he empleado una mezcla de especias para carne que venden en las tiendas rusas.
Por otro lado, si os gustan las costillas doraditas y crujientes, una vez hechas podéis ponerlas a una altura mayor en el horno y aumentar la temperatura. Eso sí, vigilad que no se os quemen.
Catástrofe de hoy:
Pues pensábamos que estaban bien hechas pero no, así que una vez servidos los platos hemos tenido que volver a ponerlos en la fuente y al horno un rato más. ¡Qué hambre...!
¡Qué rico! Últimamente hago mucho carne con miel y a los asados le pongo manzana, así que estoy segurisísíma de que las costillas estaban buenísimas, y que la espera valió la pena ;)
ResponderEliminarUn beso,
Miriam
muy rico y de gran ayuda las cebollas caramelizadas
ResponderEliminarMuy rica receta y sencilla.
ResponderEliminarGracias.