El risotto, como la mayoría sabréis, es un plato típico italiano a base de arroz. Lo más característico suele ser su cremosidad y el ingrediente fundamental, el queso parmesano.
El tipo de arroz a emplear, suele ser de grano redondo y pequeño, para absorber bien el caldo y soltar el almidón, pero como no todos tenemos arroz arborio o carnaroli en casa y además son algo caros, vamos a emplear el arroz redondo de toda la vida. Tiene bastante almidón y los risottos quedan estupendamente.
Ingredientes (para 2-3 personas):
- 200 gr de arroz redondo
- 700 ml de caldo de pescado aproximadamente
- 100 ml de vino blanco
- 100 gr de setas
- 100 gr de champiñones
- La parte blanca de un puerro
- 2 dientes de ajo
- 2 cucharadas de parmesano rallado
- 30 gr de mantequilla
- 1 cucharada de aceite de oliva
Elaboración:
Calentamos en una cazuela el aceite con la mitad de la mantequilla. Picamos los dientes de ajo y los añadimos. Antes de que empiece a coger color agregamos el puerro, también picado. Dejamos que se haga durante 5' a fuego suave e incorporamos la setas y los champiñones, limpios y laminados. Salamos y cocinamos 5' más.
Añadimos el arroz y rehogamos durante un par de minutos, echamos el vino algo templado y cuando se haya evaporado todo el alcohol, 400 ml de caldo caliente. A medida que se vaya quedando sin líquido, vamos agregando poco a poco el caldo restante y así hasta que pasen los 18-20' que necesita el arroz para cocerse. Entonces lo apartamos del fuego, incorporamos la mantequilla y el queso rallado, y removemos hasta que queden bien integrados. Dejamos reposar 5' y lo espolvoreamos con perejil. Lo servimos acompañado de queso rallado y ¡listo!
Pequeños consejos:
El hecho de añadir el caldo poco a poco, hace que el arroz suelte su almidón y acabe con esa cremosidad tan característica de los risottos. Eso sí, no esperéis a que se evapore todo para añadir el siguiente cazo, pues es bastante probable que acabe pegándose al fondo de la cazuela. Recordad que al final tiene que quedar cremoso, de modo que el último cazo no debe absorberlo del todo.
Como no necesitamos que los granos queden tan sueltos como en una paella, podemos remover de vez en cuando. Y mucho ojo con la sal del caldo, pues como os paséis, al evaporarse durante la cocción, el risotto quedará aún más salado.
Al gusto:
El caldo de pescado, si tenéis tiempo es mejor que lo hagáis en casa, pues podéis controlar los ingredientes y en especial, el contenido en sal. Por lo general, los comprados suelen tener un alto porcentaje, de modo que las probabilidades de que el risotto quede demasiado salado son mayores.
Unas gambas le habrían ido de perlas. Yo no tenía, pero no dudéis en añadirle un buen puñado si las tenéis a mano. Y si no tenéis parmesano, no pasa absolutamente nada, podéis usar el queso curado que más os guste.
Catástrofe de hoy:
Dejadme pensar... Aparte de que me ha dado bastante rabia abrir el congelador y no encontrar la bolsa de gambas, creo que no ha ocurrido nada reseñable.
Fotos para abrir boca:
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