Estamos en época de espárragos, de modo que este post es para aquellos que hayáis tenido la suerte de conseguir unos recién cogidos del huerto y no tengáis la más remota idea de cómo prepararlos. Es más sencillo de lo que puede parecer.
Ingredientes:
- Espárragos frescos (8)
- Sal (a ojo, unas 3 cucharaditas)
- Azúcar (1/3 de la cantidad de sal)
Elaboración:
Lavamos los espárragos y mantenemos en remojo mientras vamos pelándolos. Para ello, nos ayudamos de una tabla de cortar. Apoyamos el espárrago y con la ayuda de un pelador le quitamos la capa exterior. La yema, al ser más delicada no hay que pelarla, pero sí hemos de cortar 2-3cm del otro extremo, pues es demasiado fibroso.
Una vez tenemos todos listos los ponemos a cocer con la sal y el azúcar, para quitar la acidez que puedan tener. A los 30 minutos aproximadamente, o cuando la parte más dura esté tierna, retiramos la cazuela del fuego y dejamos atemperar ahí mismo. Escurrimos y ¡listo!
Pequeños consejos:
Para asegurarnos de que no quedan fibras, lo mejor es darle dos vueltas con el pelador.
Y si los espárragos son de distintos tamaños, hay que ir retirando los más pequeños a medida que se van haciendo. Si son gordos, necesitarán más tiempo. Una vez se han cocido todos y hemos retirado la cazuela del fuego, añadimos los que hayamos sacado y dejamos reposar con el resto.
Al gusto:
Se le puede echar algo de aceite al agua de la cocción; de hecho, a quien le guste, puede bebérsela, pues es muy diurética.
En cuanto a cómo comerlos, yo los prefiero tal cual, al natural, pero seguro que todos tenéis en mente una buena mayonesa, ¿verdad? Otra opción es hacerlos a la plancha después de cocidos.
Catástrofe de hoy:
He hecho dos tandas: la primera ha quedado bien, la segunda habría necesitado 5 minutos más. Es una pena, pues no es fácil conseguir estos espárragos. De lo malo malo, aún me quedan unos cuanto más para volver a hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario