No sé si os acordaréis de que ya he mencionado alguna vez un libro que tengo de gastronomía rusa y otros países del este. Pues pegándole un repaso (otro de tantos), reparé en una receta que ya me había llamado la atención en alguna otra ocasión: knedii s slyvkoyu, que en ucraniano viene a significar 'albóndigas de ciruela'. Se trata de unas bolas de patata rellenas de ciruelas.
El problema de esto es que a cierto sujeto le iban a resultar demasiado dulces, de modo que he cambiado la fruta por el queso y santas pascuas. En cualquier caso, algún día tendré que probar a hacer la receta original, porque a mí me encantarían seguro.
Ingredientes:
- 500 gr de patatas
- 1 huevo
- 60 gr de harina
- 120 gr de queso para fundir
- Aceite
- Pimienta
- Orégano
- Sal
- Huevo batido y harina para rebozar
- Salsa de piquillos
Elaboración:
Empezamos por lavar bien las patatas y cocerlas enteras y sin pelar, en una olla a presión durante 8 minutos. Estando aún calientes, las pelamos y trituramos con un prensa-patatas o un tenedor. Añadimos el huevo, una chorretada de aceite (o mantequilla), 50 gr de queso, sal, pimienta, bastante orégano y mezclamos. Hecho esto, añadimos la harina poco a poco hasta que coja la consistencia de una bechamel espesa (no hagáis caso del mazacote de la foto, que me he pasado con la harina).
Ponemos a calentar la salsa de piquillos al fuego. Mientras tanto, con las manos húmedas vamos haciendo bolitas, e introduciendo en el centro montoncitos del queso restante. Después las pasamos por harina, luego huevo, y las freímos en abundante aceite. Cuando hayan cogido color las sacamos, escurrimos en papel de cocina e incorporamos a la salsa. Dejamos que se terminen de cocer a fuego lento durante unos 10-15 minutos y ¡listo!
Pequeños consejos:
La cantidad de harina es orientativa, pues para que no resulten muy pesadas, cuanta menos, mejor. Eso sí, dificultará el manejo de la masa, pero no pasa nada, puesto que como ya he dicho antes, con las manos húmedas se trabaja bastante bien.
Por otro lado, el aceite, como siempre que se fríe, tiene que estar bien caliente, pero sin que llegue a quemarse. Y será mejor que escurráis bien las bolas, si no queréis tener un charco de grasa en la salsa.
Al gusto:
Yo he usado una salsa de piquillos para acompañar, pero podéis sustituirla por cualquier otra que os apetezca, como alguna a base de nata agria, para darle un toque más auténticamente ucraniano. Y lo mismo ocurre con el relleno: verduras, chorizo, fruta desecada... Todo vale, ya sea dulce o salado. Y para los más vagos, se pueden dejar sin rellenar. El aceite también podéis cambiarlo por mantequilla, que como a mí se me había acabado...
Catástrofe de hoy:
¡Tener un ayudante de cocina tan insumiso! Que no le ha dado la gana seguir rellenando las albóndigas con el queso. En fin... Y por si os lo preguntabais, sí, es el sujeto de siempre.
Fotos para abrir boca:
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