Casi siempre que queremos acompañar pasta, unas albóndigas o prácticamente cualquier cosa, recurrimos a la salsa de tomate. ¡Y eso no es lo peor de todo! Lo peor es ¡que recurrimos a los bricks! Con lo fácil que es hacerlo en casa...
El caso es que he preparado unas albóndigas de patata con queso y con algo había que comerlas ¿no? Así que de primeras he pensado en el tomate (casero, ojo), pero más tarde, acordándome del excedente de pimientos del piquillo que aún tengo, y que mi padre pretende mandarme más, he cambiado de idea.
Puede sustituir al tomate en cualquier ocasión, sin excepción, y a mi, personalmente, me gusta bastante más.
Ingredientes:
- 500 gr de pimientos del piquillo
- 200 ml de tomate natural
- 2 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 250 ml de nata para cocinar
- Perejil
- Aceite de oliva
- Sal
- Azúcar
Elaboración:
Picamos toscamente el ajo y lo ponemos a sofreír en una cazuela con un poco de aceite. Hacemos los mismo con las cebollas y la añadimos en cuanto el ajo empieza a coger color. Echamos sal. Cuando esté pochada, agregamos los pimientos del piquillo. Removemos, tapamos y dejamos que se haga a fuego lento durante unos 15-20 minutos. Pasado ese tiempo, añadimos el tomate y la nata y cocinamos unos 10 minutos mas. Echamos sal y una cucharada de azúcar. Trituramos bien con la batidora, corregimos el punto de sal si es necesario, espolvoreamos bien con perejil y ¡listo!
Pequeños consejos:
¿Sabéis cómo le doy un toque especial? Dejando que se me pegue un poquito a la cazuela. ¡Pero un poco! Porque como se os vaya de las manos... de toque especial pasa a toque chamuscado.
Al gusto:
Si queréis una salsa más espesa, lo único que tenéis que hacer dejarla hervir un rato más. Si por el contrario la queréis más ligera, un poco de agua y punto.
Catástrofe de hoy:
Pues, el resultado de la batalla ha sido de 1 para la salsa, 0 para la cocinera. No me preguntéis por qué, pero en cuanto he pulsado el botón, ha hecho un ruido un tanto extraño y las cuchillas han decidido dejar de girar. Eso sí, no me iba a rendir, de modo que he cambiado de arma (la batidora de vaso) y a la salsa no le ha quedado más remedio que doblegarse.
[...] los acompañé de una salsa de cebolla y setas pero para esta ocasión había pensado hacer una salsa de piquillos que le iría como anillo al dedo. Sin embargo, ayer acabé en un supermercado chino (de los de [...]
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