Pelmeni

¡Otra receta del este! Se trata de algo similar a lo que nosotros conocemos como raviolis, véase, pasta rellena. Pelmeni es el nombre ruso y en Ucrania reciben el nombre de varenyky. Pero son típicos también en Moldavia, Georgia... En resumen, en toda Europa del este.


Plato lleno de pelmeni, pasta


Es una receta más típica en festividades, por lo laborioso de su preparación; es por eso que normalmente participan todos los miembros de la familia. Según la tradición, el anfitrión introducía en algún pelmeni un botón, un anillo o algo similar y encontrarlo era señal de buena suerte.


El relleno más común es de carne, pero es habitual rellenarlos también de requesón, col, setas y en su variante más dulce de guindas, manzana, pasas...


Utilizar pasta hecha por nosotros mismos hace de esta receta algo espectacular. Es un esfuerzo que merece la pena.


Ingredientes:


Para la pasta fresca:- 1kg de harina de fuerza
- 5 huevos
- Agua tibia
- Sal
- Aceite de oliva

Para el relleno de carne:

- 800gr de carne de vacuno picada
- 1 cebolla grandeIngredientes para el relleno de los pelmeni
- 2 huevos
- Sal
- Pimienta negra

Para el relleno de queso con espinacas:

- 500gr de requesón
- 200gr de espinacas









Pelmennits

- 2 huevos
- Sal

Para el acompañamiento:

- Nata agria
- Pimienta negra
- Vinagre

 

Elaboración:


Empezamos por preparar la pasta: ponemos la harina en un bol, batimos y añadimos los huevos, una pizca de sal y una chorretadita de aceite de oliva. Vamos añadiendo el agua poco a poco y amasando, hasta que queda una masa bastante compacta y que no se pega. Amasamos bien, hacemos una bola y dejamos reposar durante una hora a temperatura ambiente y tapada con un paño.


Ahora preparamos el relleno de carne: trituramos la cebolla en la batidora y escurrimos el agua que suelta. Mezclamos con los huevos batidos, la carne, una pizca de sal y pimienta al gusto.


Relleno de carne para pelmeniEl relleno de queso con espinacas: escaldamos las espinacas un par de minutos y escurrimos. Mezclamos con el requesón escurrido y aplastado, los huevos batidos y la sal.


Para hacer los pelmeni, yo he utilizado una bandeja especial llamada pelmennitsa,(pueden valer las de raviolis), pero para quien no tiene, una buena opción es hacer saquitos o cuadraditos que doblaremos por la mitad. Entonces:




  1. Quienes tienen la bandeja: vamos sacando bolas de la masa y estiramos con un rodillo (sobre una superficie enharinada) hasta conseguir una lámina fina pero que no se rompa y de Pelmenitsa con carne para pelmeniforma circular. Colocamos la pasta en la bandeja (que habremos espolvoreado previamente con harina), rellenamos los huecos, cubrimos con otro círculo de pasta, pasamos el rodillo y sacamos los pelmeni. Así sucesivamente hasta que se acabe la pasta o el relleno.

  2. Quienes no la tienen: estiramos de igual forma la masa, y vamos cortando cuadraditos. Colocamos un poco de relleno en el centro, doblamos por la mitad y sellamos humedeciendo los bordes y presionando con un tenedor. También se pueden hacer círculos y doblar, o cerrar como si fueran saquitos.


Una vez tenemos los pelmeni preparados, ponemos a cocer por separado los de queso y los de carne en abundante agua con sal y aceite. Los de carne necesitarán unos 20 minutos y los de queso de 10 a quince minutos. Escurrimos.


A la hora de servir, acompañamos con nata agria, pimienta negra, vinagre y ¡listo!


Pequeños consejos:


Cuando rellenemos la pasta, es muy importante no excederse, pues es más fácil que se rompan; y cuando los desmoldemos, hay que hacerlo sobre una superficie enharinada y sin amontonarlos. Si no se van ha hacer inmediatamente, hay que mantenerlos en un lugar bien fresco (si hay sitio en el frigorífico mejor), porque si no, se ablandará la pasta y se pegarán. Se pueden congelar perfectamente.


Por otra parte, es importante no quedarse cortos con la sal en el relleno de queso, pues si no, quedan demasiado sosos.


Al gusto:


Cuando se sirven los pelmeni, no se hace con la nata, pimienta y vinagre ya echados, sino que se sacan a la mesa por separado y así cada comensal puede elegir el acompañamiento que desea.


Catástrofe de hoy:


Primera: que idiota de mí, se me ha olvidado hacerle una foto al resultado final, de modo que he sustituido provisionalmente la foto principal por una que he encontrado, hasta la próxima vez que vuelva a hacer pelmeni. (Pequeña trampa)


Segunda: ésta ya tiene que ver con la receta. Por una parte, que la primera tanda no me salió muy allá porque puse demasiado relleno; y por otra parte, que para cuando acabé de prepararlos todos, los primeros ya se habían ablandado y pegado un poquito. De ahí lo de cocerlos enseguida o mantenerlos al fresco.


¡Ah! ¡Se me olvidaba! El queso... algo soso: no escatiméis en sal. De hecho, probadlo antes de rellenar.

Sopa de verduras con potro

Perdona, ¿has dicho potro?, vamos... ¿caballo? Pues sí. También fue mi reacción cuando me lo dijo la médico. Resulta que llevo anémica bastante tiempo, he estado tomando hierro y aunque algo he mejorado, sigo sin haberlo corregido; de modo que ahora tengo que comer potro dos veces a la semana.



El potro es un gran desconocido en nuestra gastronomía, en su mayor parte por prejuicios y es un gran error. Vale, cierto es que en cuanto a sabor no es comparable a un buen chuletón de buey, pero tiene un sabor similar a la carne de cerdo y sus propiedades son insuperable por las de cualquier otro animal: menos grasa y colesterol que el pavo, menos calorías que el pollo y más proteínas y hierro que todas ellas. En definitiva, no sé por qué los españoles no lo incluimos en nuestra dieta habitual.


Bueno, a ver si después de esto alguien se anima.


Ingredientes:


- 500gr de carne de potro para guisar
- 1 cebolla
- 1 zanahoria
- 1/2 calabacín
- 1 puerro
- 2 patatas
- Harina
- Aceite de oliva
- Sal, pimienta y especias al gusto (laurel, hinojo, tomillo...)

Elaboración:

Salpimentamos la carne, la pasamos por harina y la sellamos en un poco de aceite de oliva bien caliente. Sacamos, escurrimos en papel de cocina y reservamos.


Picamos la cebolla y el puerro (yo los he cortado en juliana y se notan demasiado, así que no lo recomiendo) y ponemos a pochar a fuego suave. Picamos también el calabacín y la zanahoria y los añadimos. Rehogamos 5 minutos más y añadimos la carne y las patatas en trozos grandes.
Echamos agua abundante (yo he usado 3 litros) y las especias y hervimos durante unos 40 minutos. Espolvoreamos con perejil, corregimos el punto de sal y ¡listo!


Pequeños consejos:


Mmm... ¿ninguno? Pues no. Así de fácil.

Al gusto:


Siempre se pueden echar fideos, arroz... vamos, lo que os apetezca, incluso macerar la carne con especias para que coja más sabor o añadir especias como romero, hinojo... al caldo.


Catástrofe de hoy:


Ninguna. Y es que el motivo de esta publicación no es la complicación del plato, sino presentaros una manera 'fácil' de comer potro. Y con 'fácil' me refiero a que si está más o menos camuflado, no tendréis tantos reparos a la hora de probarlo. Después comprobaréis que no es muy distinto a lo que hayáis comido hasta ahora. Así pues, ¡todos a comer potro!

Tarta Napoleón


La tarta Napoleón es desconocida para la mayoría de vosotros, y lo era para mí hasta hace no mucho. ¿Por qué? Porque es de origen ruso, y nada común por estos lares. De hecho, no recuerdo haberla visto nunca en España. Y ¿cómo es que yo la conozco? Pues porque cierto sujeto del este me ha acercado, y en ocasiones desvelado, los secretos de su gastronomía. 



Se trata de una tarta que alterna una crema elaborada a base de mantequilla, muy parecida al buttercream de los cupcakes, y unas "galletas" de hojaldre. En verdad no es hojaldre propiamente dicho, pero es bastante similar. Hay tiendas rusas en las que las venden hechas, pero como no son tan fáciles de encontrar y bastante laboriosas de hacer (aunque haré y os comentaré), el hojaldre es un buen sustituto, y como bien dicen por ahí: a falta de pan, buenas son tortas.



Así pues, contando con la colaboración de dicho sujeto, tanto en traducción (pues la receta es de una 'abuela' rusa y de ruso no tengo ni idea), como en la elaboración...:


Ingredientes:


- 800ml de leche (4 vasos)

- 4 huevos (uno por vaso de leche)

- 4 cucharadas de harina a rebosar (una por vaso de leche)

- 1 vaso de azúcar

- 8gr de azúcar avainillado

- 250gr de mantequilla

- 5 planchas de hojaldre (son unas especiales que venden en tiendas rusas, pero vale hojaldre normal)
Elaboración:

Empezamos con la crema. Ponemos la leche a calentar con el azúcar y aparte, batimos los huevos con la harina. Una vez caliente la leche, vertemos la mezcla de los huevos con la harina y dejamos al fuego unos 10 minutos sin que llegue a hervir para que se cocine la harina. Irá espesando poco a poco, de modo que no hay que dejar de remover para que no salgan grumos. Dejamos que temple.

Cuando haya templado, ablandamos la mantequilla hasta que quede a punto de pomada y la batimos (con varillas) junto con el azúcar avainillado. Cuando esté cremosa, vamos añadiendo poco a poco la mezcla que hemos hecho al principio y seguimos batiendo. La crema tiene que quedar como si estuviera un poco montada.

Ahora toca montar la tarta. Vamos alternado una capa de hojaldre y otra de crema. Después de la cuarta plancha de hojaldre, cubrimos con crema y la quinta plancha la desmenuzamos y ponemos encima para decorar. Con la crema sobrante cubrimos los laterales y ¡listo!

Pequeños consejos:

Antes de echar en la leche los huevos con la harina, conviene batirlos con un poco de la leche que hemos calentado; de este modo se disolverá mejor la mezcla (evitaremos grumos) y podremos rebañar bien el bol.

Por otra parte, aunque pueda parecer una tontería el detalle de que no llegue a hervir, no lo es; y, es que si dejamos que hierva, las yemas se cocerían y se nos podría cortar la crema.

Luego, aunque ya lo he comentado en alguna otra ocasión, reitero: los huevos tienen que estar a temperatura ambiente y la leche, si es entera y fresca, mejor que mejor.

Por último, y por ello no menos importante, es hacer la tarta al menos la víspera de cuando se vaya a comer. ¿Por qué? porque el hojaldre tiene que empaparse de la crema y quedar jugoso. Por eso mismo, lo mejor dejarla fuera del frigorífico la primera noche, porque la crema se endurecería sin llegar empapar las planchas. Una noche no pasa nada pero después sí, pues lleva huevo y debe conservarse refrigerada.

Al gusto:

La receta original de la tarta Napoleón es ésta y es perfecta, pero como para gustos se hicieron los colores, puede admitir diversas variantes: se le puede añadir cacao a la crema, hervir la leche con canela... Y a la hora de decorar, una buena idea sería echarle, además del hojaldre desmenuzado, unas almendras troceadas (mmm... puede que lo haga...).

Por cierto, no os comáis el coco con lo de que sea redonda, pues es poco probable encontrarla así, de hecho, todas las tartas Napoleón que he comido, incluidas las de Moldavia eran rectangulares.

Y luego, podéis decorarlas con fresas, frambuesas, frutos rojos... e incluso intercalarlos por dentro, entre la crema de mantequilla.

Catástrofe de hoy:

Que en el paquete sólo venían cuatro planchas de hojaldre. Entonces ¿para decorar? Pues he comprado unas galletas hojaldradas, las he deshecho y listo. Otra opción podría haber sido hacer al horno una lámina de hojaldre que tenía en el congelador. Eso, lo primero.

Lo segundo ha sido que he metido la tarta al frigorífico nada más terminarla y cuando me he despertado hoy y he ido a deleitarme con mi trabajo, me he encontrado con la crema dura y el hojaldre seco. Entonces la he sacado y de momento parece que está dando resultado. Apunto para la próxima: ¡NO METER INMEDIATAMENTE AL FRIGORÍFICO!.


Tarta de tiramisú

Hasta hoy no es que me entusiasmara demasiado el tiramisú, la verdad. Me gustaba, pero no me entusiasmaba. Pensaba: me gusta el café, me gusta el queso, me gusta el bizcocho...  Pero la mezcla... Bueno, el caso es que, a sabiendas de que a cierto sujeto sí, decidí no ser egoísta e intentarlo.



Busqué la receta en internet. Leí miles y miles de ellas, y todas eran parecidas, de modo que me quedé con la idea general e hice lo que me vino en gana. Bueno, con cierto criterio, no sea que penséis que hago las cosas al tun tun.


Y después de comerla, queda demostrado que cuando haces las cosas tú mismo, saben diferente, saben mejor. Desde hoy puedo decir que no me gusta el tiramisú: me encanta.


Ingredientes:


- 3 planchas de bizcocho
- Una tarrina de queso mascarpone
- Una tarrina de queso Philadelphia
- 200ml de nata para montar
- 3 huevos
- 5 cucharadas de azúcar
- Una tacita de café fría (cargadito)
- Una chorretada de Cointreau
- 1 cucharadita de azúcar avainillado
- Cacao y café en polvo para decorar

Elaboración:


Empezamos por mezclar el café frío con el Cointreau y una cucharadita de azúcar. Reservamos.


Separamos las yemas de las claras y batimos las primeras con la mitad del azúcar y el azúcar avainillado hasta obtener una mezcla blanquecina y algo espumosa. Añadimos las tarrinas de queso y batimos.


Montamos la nata y, aparte, las claras con el azúcar restante y una pizca de sal.

Agregamos a la mezcla inicial la nata y después las claras montadas a punto de nieve. Lo hacemos de forma suave y envolvente para que no se nos bajen.


Ahora procedemos a montar la tarta: pintamos una plancha de bizcocho con la mezcla del café hasta que queda bastante empapado, echamos un tercio de la masa, espolvoreamos con cacao y café en polvo mezclados y repetimos la operación hasta acabar con una capa de masa bien espolvoreada por encima. Metemos al frigorífico y en unas horas ¡listo!


Pequeños consejos:


Lo primero: que las dos tarrinas sean de queso mascarpone. Yo he usado philadelphia porque la tenía en el frigorífico y no soy muy de untar. Queda bien, pero el sabor a queso es más suave.


Luego, para montar la nata, tiene que estar bien fría (yo la he metido en el congelador un rato antes de usarla) y los huevos a temperatura ambiente (lo más cómodo es utilizar una batidora de dos varillas si se tiene, y si no, paciencia). Es importante el detalle de agregarlos con movimientos envolventes y delicados para no destruir las burbujas de aire que hemos formado al montarlos y pierdan volumen.


Por otra parte, hay que tener cuidado de no pasarse empapando el bizcocho porque correríamos el riesgo de que se deshiciera.


Otro consejo es que utilicéis un tamiz o un colador para espolvorear y que no queden montoncitos de cacao.


En cuanto al tiempo en el frigorífico: cuanto más mejor. En un par de horas se habrá enfriado y estará perfectamente comestible, pero si la dejamos hecha la víspera, el bizcocho habrá "chupado" el sabor de la crema y estará más jugosa.


Al gusto:


Hay varias formas de hacerlo. Lo más común usar bizcochos de soletilla en lugar de planchas de bizcocho y, de hecho, puestos a usar bizcocho mejor que sea casero a comprarlo; pero es una bendición cuando no dispones de demasiado tiempo.


En cuanto a usar nata o no, o más o menos queso... depende de cada uno. Yo he preferido usar bastante queso para intensificar el sabor, y algo de nata para añadirle a la crema más volumen y esponjosidad que los que le aportan ya las claras de huevo.


Por otra parte, podría ser una buena idea intercalar chocolate negro rallado entre capa y capa, y decorarlo con unas virutas además del cacao en polvo.


Catástrofe de hoy:


Resulta que tengo la desgracia de pecar de despistada, y en la cocina no iba a ser menos. Por ejemplo, se me suele olvidar que dejo cosas al fuego, en el horno... Hasta el momento no ha ocurrido nada, pero... mejor toco madera (estoy tocando, no creáis que no).


En esta ocasión se me ha olvidado empapar la última plancha de bizcocho. Al final no ha sido demasiado grave, puesto que como la hice anoche, para la hora de desayunar ya se había empapado del sabor de la crema y el toque de café ya se lo daban las otras dos planchas (que a lo mejor me pasé empapando, pues se deshacía un poco). Menos mal que en el equilibrio está la clave, aunque no haya sido premeditado.

Quiché de pisto y salchichas

Hoy toca preparar una quiché. Todo empezó con un pisto y un hojaldre y unas salchichas (rellenas de queso, de hecho) a punto de caducar, así que... ¡voilà! Es fácil, está buena y lo mejor, para mí al menos, es que prácticamente todo el relleno son las verduras, y la leche (o nata), no es más que la justa para ligarlo todo.




Ingredientes:


Para la quiché:


- 6 lonchas de mozzarella

-150ml de leche (o nata)

- 2 huevos

- 1 lámina de hojaldre o masa quebrada

Para el pisto:

- 1 cebolla

- 2 dientes de ajo

- 1 pimiento rojo

- 1 pimiento verde

- 1 berenjena

- 1 calabacín

- 2 salchichas pequeñas

Elaboración:



Doramos los dientes de ajo picaditos en aceite de oliva y echamos la cebolla troceada, no picada. Cortamos en dados el calabacín y la berenjena y en tiras los pimientos (reservamos unas pocas tiras para decorar). Añadimos, salpimentamos y dejamos que se poche.


Mientras tanto, horneamos el hojaldre (bien pinchado el fondo) durante 10 minutos, o hasta que se haya hecho prácticamente del todo, sin que se queme.


Batimos los huevos, echamos la leche, una pizca de sal, otra de pimienta, dos lonchas de queso y las salchichas troceadas, y mezclamos con el relleno de verduras que necesitemos (que no será todo). Vertemos en el hojaldre y decoramos con las lonchas de queso restantes y las tiras de pimiento. Pintamos los bordes del hojaldre con huevo batido,  horneamos hasta que cuaje (una media hora) a 180ºC y ¡listo!.


Pequeños consejos:


Cuando pochéis las verduras, una vez hayan soltado todo el agua, lo mejor es que ésta se evapore casi por completo, pues si no, le costará más cuajar después.


Os aconsejaría también, para no tener que usar un huevo entero sólo para pintar, pintar primero el hojaldre con los dos huevos batidos que luego mezclaremos con el resto de los ingredientes; a menos que queráis haceros una tortilla después, claro.


Las verduras que os sobren son como pisto, de modo que podéis comerlas con un huevo encima, con atún... o mezclar también con leche y huevos, hornear y quedará como un pastel.


Al gusto:


Es una quiché y una quiché puede hacerse prácticamente de cualquier cosa, así que, pueden no utilizarse salchichas, utilizarse más y menos verduras, otras verduras... Hay infinidad que cosas que pueden cambiar, de modo que cada cuál verá lo que prefiere. Yo, por mi parte, tengo intención de pintar la superficie con un poco de chimichurri (ya os diré cómo hacerlo, que por fin lo he conseguido). A ver qué tal.


Catástrofe de hoy:


Pues ya lo siento, chic@s, pero no ha ocurrido nada remarcable. La receta no tiene ningún misterio. Entonces ¿por qué la he publicado? porque me apetecía y porque a lo mejor le doy una idea a alguien. Quién sabe.

Tarta de queso

A falta de publicaciones la semana pasada (que fue algo ajetreada) os he presentado tres recetas casi consecutivas. Tuve cena en casa de unos amigos y me ofrecí a hacer el postre, así que, visto el éxito que mi tarta de queso había tenido en ocasiones anteriores, supuse que era la mejor opción para no defraudar. Aquí la tenéis:



Ingredientes:


- 1/2l de leche entera (si es fresca mejor)
- 1/2l de nata para postres
- 5 huevos
- 1 tarrina de queso mascarpone
- 1 tarrina de queso Philadelphia
- 6 cucharadas de azúcar
- 1 paquete de galletas tipo maría doradas
- 50gr de mantequilla (más o menos)
- Mermelada de frambuesa
- 9 hojas de gelatina neutra

Elaboración:



Preparamos la base: trituramos las galletas y las mezclamos con la mantequilla derretida hasta que las migas queden ligeramente húmedas. Echamos en la base y aplastamos hasta que quede bien compacta. Horneamos a 200ºC durante 10 minutos y reservamos.

Mezclamos en una cazuela la leche, la nata, los huevos, el azúcar y los quesos, batimos y ponemos al fuego, de modo que hierva lentamente y vaya espesando. Cuando haya espesado un poco (que esté como cuando removemos un yogur, por decirlo de alguna manera), volvemos a batir para evitar grumos, apartamos del fuego y diluimos 6 hojas de gelatina (siguiendo las instrucciones del paquete, que normalmente consiste en ponerlas en remojo unos 5 minutos hasta que se ablanden, escurrir y añadirlas al líquido caliente). Dejamos que se temple y lo vertemos con cuidado sobre la base de galletas. Metemos en el frigorífico y en unas 4 horas habrá cuajado (orientativo).


Una vez esté la tarta, diluimos seis cucharadas de mermelada con un poco de agua, calentamos y añadimos tres hojas de gelatina. Cuando temple un poco lo ponemos sobre la tarta, esperamos a que cuaje en el frigorífico y ¡listo!


Pequeños consejos:


Al hacer la base, lo mejor es ir añadiendo la mantequilla poco a poco, pues lo de 50gr es algo orientativo, y dependiendo del tamaño del molde, un paquete de galletas entero puede ser excesivo.


En cuanto a la mermelada, yo lo hago así, porque al desmoldar queda mucho más bonita y manejable. Si echáis mermelada tal cual, lo mejor es hacerlo en el momento de comerla porque si no, es como que se deshace y se agua.


Normalmente, cuando la tarta es para la hora de comer, la hago la víspera y le añado la mermelada por la mañana; si es para la cena la hago por la mañana. De este modo me aseguro de que haya tenido suficiente tiempo para cuajar.


Al gusto:


Las galletas de la base pueden ser galletas maría normales, tipo digestive... y también se le puede añadir algo de canela. Luego, la mermelada cada cual puede ponérsela del sabor que prefiera.


Catástrofe de hoy:


Que la mermelada no cuajó del todo porque eché demasiada agua para tan poca gelatina. Así que, visto lo visto, es mejor pasarse con la gelatina que quedarse corto.

Sopa de conejo

Os presento un plagio de la receta de Arguiñano. ¿Os acordáis del conejo con salsa de manzana y curry? Pues sólo utilicé la mitad y el resto lo congelé. Al poco, vi a Karlos hacer esta receta y como bien dijo él: es de 10, así que ¿para qué cambiarla?




Ingredientes:


- Un conejo (mejor que medio)
- 2 puerros hermosos
- 4 zanahorias
- 2 tomates pequeños o uno grande
- Una cebolla
- Tapioca
- 100gr de fideos
- Pimienta negra
- Una hoja de laurel

Elaboración:


Separamos la carne de los huesos del conejo.

Empezamos por hacer el caldo: echamos los huesos, un puerro, una cebolla y dos zanahorias cortados en dos. Cocemos en abundante agua con sal durante media hora y colamos.


Por otra parte, picamos fino el puerro restante y las otras dos zanahorias y pochamos. Picamos los tomates y los añadimos. Cuando esté pochado echamos el caldo y cuando rompa a hervir añadimos la tapioca poco a poco y removiendo.


Mientras tanto saltearemos el conejo salpimentado en una sartén con un poco de aceite de oliva y una hojita de laurel.


Cuando la tapioca lleve unos cinco minutos cocinándose echamos el conejo y los fideos y lo dejamos un par de minutos más. Espolvoreamos con perejil y ¡listo!


Pequeños consejos:


Que en lugar de seguir mi receta veáis cómo lo hizo Arguiñano aquí.

Bizcocho de plátano

Como mucha fruta, pero compro más de la que como. Así pues, acabé con tres plátanos algo pochos y  decidí hacer con ellos un bizcocho con nueces, pepitas de chocolate y relleno de mermelada.Como resultó que no me quedaban nueces, tuve que prescindir de ellas. Una pena. La receta es bastante similar a unos cupcakes de plátano que hice.




Ingredientes:


- 2 plátanos bastante maduros
- 175gr de harina
- 125gr de azúcar
- 2 cucharaditas de azúcar avainillado
- 1 sobre de levadura
- 3 huevos
- 100gr de mantequilla en pomada
- Pepitas de chocolate al gusto
- Mermelada de albaricoque

Elaboración:



Con unas varillas batimos la mantequilla y el azúcar. Sin dejar de batir añadimos los huevos uno a uno. Trituramos lo plátanos con un tenedor y añadimos. Mezclamos la levadura con la harina y vamos echándola poco a poco. Cuando esté bien mezclado todo le añadimos las pepitas de chocolate. Enmantequillamos y enharinamos un molde y vertemos la masa en él. Lo metemos en el horno precalentado a 180ºC durante unos 40 minutos o hasta que se haga.


Cuando se temple, abrimos el bizcocho por la mitad, lo rellenamos con la mermelada y ¡listo!


Pequeños consejos:



No es nada recomendable abrir el horno mientras se hace el bizcocho, así como tampoco lo es sacarlo inmediatamente después de que se haya hecho, pues el cambio brusco de temperaturas hace que la masa baje. Yo apago el horno, y lo dejo atemperándose dentro.


Luego, por si acaso alguien no lo sabe aún, para saber si está hecho se pincha con un palillo y si sale seco es que lo está.


En cuanto a cortarlo por la mitad, lo mejor es usar una sierra de repostería, pero se puede hacer perfectamente con un alambre o con un cuchillo de hoja fina y afilada, pues los plátanos hacen que el bizcocho salga bastante compacto. De ahí lo de usar algo más de levadura de la recomendada, que suele ser medio sobre.


Al gusto:


En lugar de triturar los plátanos pueden cortarse en rodajas (si no están demasiado blandos, claro) y añadir tal cual o colocar encima a modo de decoración.


También pueden echarse todo tipo de frutos secos (era lo que pretendía pero...) y en cuanto a la mermelada, puede ser de cualquier otro sabor, e incluso, sustituirse por crema pastelera, de chocolate, nata... También podría ponérsele una cobertura de chocolate.


Catástrofe de hoy:


Pues que no ha subido bien el bizcocho, porque usé tres plátanos y sólo medio sobre de levadura que además llevaba unos días abierto. La solución: haber usado uno entero y un plátano menos, que apelmazan bastante.